Dos familias devastadas por la tragedia de taekwondistas; el crimen que estremece a Bolivia


A 17 días del doble asesinato de las hermanas Gloria y Peggy Adriázola en Cochabamba, la Policía ha dado por esclarecidos estos crímenes que conmocionaron al país no solo porque una de las víctimas era la campeona nacional de taekwondo y debía representar a Bolivia, sino por el ensañamiento con que fueron perpetrados y porque entre los sospechosos está el hermano de las víctimas. Mucho se especuló sobre las versiones de los sindicados. Este diario presenta hoy detalles inéditos, los indicios acumulados por la Policía, que aún no son pruebas; las mentiras de los sospechosos y el dolor que ha devastado a dos familias.

Un país sin su campeona y dos familias devastadas

Informe Especial .El violento doble asesinato de las hermanas Adriázola, perpetrado hace 17 días, estremeció además a la sociedad boliviana. OPINIÓN presenta hoy detalles y testimonios inéditos de los presuntos involucrados en los sucesos.

Por Darynka Sánchez, OPINIÓN, Cochabamba





El 14 de mayo de 2015 quedará grabado en la memoria de dos familias como una de las fechas más horrorosas del calendario. Es el día donde el destino de cuatro personas cambió para siempre, y el de sus familias fue afectado drásticamente. Una joven promesa del taekwondo fue atacada y asesinada con premeditación y alevosía en su misma casa. Una farmacéutica tampoco pudo defenderse y fue degollada. El hermano de ambas y la enamorada de éste son los principales sospechosos. La vorágine de la tribulación envolvió a sus familiares.
El día en que la maldad venció a la campeona y a una frágil mujer

¿Qué halló la Policía en casa de la familia Adriázola el día de la tragedia? Dos mujeres asesinadas. Una campeona nacional de taekwondo y una mujer discapacitada. La primera dio lucha, pero dos personas actuaron



Encaramadas en una motocicleta, dos mujeres policías fueron las primeras en llegar a la casa de la familia Adriázola Bustamante, en Villa Busch Norte, para cumplir una misión: verificar si había alguna persona sin vida en el lugar.

El reloj marcaba las 4 y 20 de la madrugada del 14 de mayo de 2015. A esa hora el frío era inclemente. Las uniformadas llegaron tiritando a la calle final Alfredo Domínguez y Antonio Gonzales, a tres cuadras del kilómetro 3.5 de la avenida Blanco Galindo.

Decenas de vecinos lloraban y ayudaban a la dueña de casa, Gloria Bustamante, de 56 años, y a su hijo menor, Omar, de 20 años, a custodiar a una joven que tenía las manos atadas y que era sindicada de haber asesinado a puñaladas a las dos hijas mayores de la pareja.

Las policías se toparon con dos escenas dantescas dentro de la casa, pidieron apoyo y convocaron a investigadores de Homicidios.

EN LA SALA

A las cinco de la mañana, ellos entraron en la vivienda y hallaron a Peggy, de 32 años, en la sala, sentada en un sillón de madera. Vestida con una chompa roja, dos buzos para el frío y zapatillas negras. La mujer había sido degollada y apuñalada nueve veces.

Tenía 4 heridas en el pecho izquierdo, 1 en el pecho derecho y 4 en el cuello. La autopsia revelaría después de que la víctima sufrió el corte total de la tráquea, la glándula tiroides, los vasos cervicales, tenía heridas en pulmones, pechos, costilla izquierda, lo que derivó en una hemorragia severa y su muerte. Cada una de las heridas tiene un diámetro de entre 1.5 y 5 centímetros.

Peggy era farmacéutica, pero dejó de trabajar debido a una parálisis cerebral parcial que le impedía mover el lado izquierdo de su cuerpo. Los vecinos la veían caminar con dificultad hace un tiempo, pero en los últimos meses ya no la vieron salir de casa.

EN EL PATIO

En el patio de la casa, tendida de espaldas sobre el piso, se encontraba el cadáver de Gloria Lizbeth Adriázola Bustamante, de 23 años, la campeona de taekwondo en Bolivia. Ella estaba vestida con una chompa rosada, una blusa roja, también dos buzos para el frío, polainas negras y tenis blancos.

Ella fue apuñalada 20 veces, especialmente en el cuello, aunque también tenía huellas de violencia: una equimosis en la ceja, un hematoma en el labio inferior con erosión, hematomas en el pie izquierdo y en la cara anterior del muslo derecho.

También le faltaba un diente, el incisivo lateral derecho, lo que evidencia que la joven deportista recibió un golpe muy fuerte en el rostro y en otras partes del cuerpo, mientras, probablemente, un segundo atacante la apuñalaba.

Gloria sufrió el corte total de un paquete vascular en el cuello. En la región anterior y en la parte posterior del cuello hallaron 12 heridas, una en el pecho, 3 en el abdomen, 3 en los dedos de la mano izquierda y una en los dedos de la mano derecha, de sus intentos de defenderse. El tamaño de sus heridas oscila entre 0.5 y 5 centímetros la más grande, en el cuello.

De la mano derecha de Gloria, donde tiene un corte en un dedo y uña, fueron colectados cabellos. De los restos de Peggy y Gloria fueron tomadas muestras de sangre y de uñas.

USARON 2 CUCHILLOS

Los investigadores efectuaron un registro de las escenas del crimen. En una habitación, en la esquina detrás de la puerta, fue hallado un guante de látex y una mochila ploma con adornos rosados que le pertenecería a Alejandra S.B.

Dentro de la misma encontraron dos cuchillos, uno con mango de madera y el otro con mango de plástico blanco, ambos con manchas de sangre, un mango negro de cuchillo sin hoja, dos gorros quirúrgicos, una laptop DELL, una tablet Master GG-PAD, un celular Samsung, un cable cargador, un jeans azul de mujer, una chompa tipo canguro negra, un guardapolvo blanco, una cartera tipo piel de víbora en la que había otro cuchillo.

Todas las habitaciones estaban desordenadas, el ropero de los padres violentado y billetes de 200 bolivianos desparramados por el piso que sumaban 1.400 bolivianos.

Los dos perros de la familia Adriázola, criollos o cruce de varias razas, estaban encerrados en una habitación.

El doble crimen fue muy bien planificado y los asesinos debían asegurarse que todo pareciera fruto de la inseguridad ciudadana. Pretendían que la gente pensara que unos delincuentes entraron a robar, que Gloria les hizo frente y las mataron a ella y a Peggy para garantizar la huida con un botín insignificante: 1.400 bolivianos, celulares y una computadora.

Sin embargo, el plan no salió como debía. La inesperada llegada de la madre de las víctimas los hizo cometer errores que se convirtieron en indicios de su culpabilidad. La traición y la presión pusieron al descubierto algunas mentiras y la caja del terror se destapó.

Dos cuchillos.

Otro hecho que refuerza la tesis de que dos personas atacaron a las hermanas es que usaron dos cuchillos para matarlas.
Madre: “Vi a mis dos hijas muertas y grité”

Gloria Bustamante ya hizo una declaración el 14 de mayo, pero será convocada para ampliarla.





Fernando Adriázola se desvaneció la noche del 13 de mayo de 2015 en su casa de Villa Busch. Su esposa, Gloria Bustamante, y sus hijos Gloria y Omar lo acostaron en su cama para que descansara, pero el malestar persistía y su compañera de vida propuso llevarlo al hospital obrero de la Caja Nacional de Salud.

“Fuimos mis hijos Omar, Gloria y yo con mi esposo”, describió Gloria Bustamante, de 56 años, a las 11 de la mañana del 14 de mayo, diez horas después de que hallara a sus dos hijas mayores asesinadas. El padre de familia fue atendido en Emergencias y para someterlo a varios exámenes, los internos entregaron sus pertenencias a la familia que esperaba afuera. “Mi hija Gloria tenía sueño y le dije que vaya a dormir al auto, pero ella no quiso por miedo. Le indiqué a mi hijo Omar que la llevara a casa a descansar y que si quisieran volver viniesen abrigados y se fueron”.

Los médicos decidieron internar a Fernando Adriázola y el personal le dio a su esposa una papeleta para llenar con sus datos personales. Gloria Bustamante se dio cuenta de que no podía colocar varios datos porque su hija Gloria se había llevado los documentos de su esposo.

“Llamé a mi hija a su celular y no contestaba, por lo que decidí llamar a mi hijo Omar, pero cuando él me contestó se acabó mi crédito y fui a la sala de espera, donde habían dos personas”. A una de ellas la madre le explicó la urgencia de llamar a su hijo para hacer viable la internación y ésta accedió a prestarle una llamada recomendándole que fuese breve.

“Me contestó con voz medio adormilada y le pedí que me trajera los documentos de su padre, que su hermana se los había llevado, porque supuse que mi hijo seguía en mi casa y luego colgué”. La madre salió hasta la avenida a esperar la llegada de Omar “por unos 15 minutos aproximadamente, pero como mi hijo no llegaba tomé un taxi y me fui a mi casa”.

Al llegar a la vivienda de Villa Busch, Gloria Bustamante le pidió al taxista que la esperara porque solo iba a recoger unos documentos y debía retornar al hospital de inmediato. Cuando quiso abrir la puerta de ingreso, la madre se dio cuenta de que la misma estaba sin picaporte ni candado. “Miré a mi alrededor para ver si habían personas cerca de mi casa y pensé que mi hijo ya había salido y no había asegurado la puerta”. Protestando en voz alta por el descuido de Omar y creyendo que se habían cruzado mientras ella venía del hospital, entró en su domicilio y en el patio vio que una mujer “flaca, vestida de negro y con moño” se levantaba del piso y corría al dormitorio de Omar.

La madre creyó que se trataba de Ariana, la enamorada de su hijo y protestó nuevamente en voz baja. “Ahora va a ver este chico!, ¿cómo va a traer a su chica a la casa? Seguí entrando y entonces vi en el piso del patio a mi hija Gloria que estaba con todo el rostro y su ropa ensangrentada. Parecía muerta y empecé a gritar: ¡Mamitay quién te ha hecho!”.

La madre fue tras la mujer que vio entrar en el cuarto de su hijo, pero parecía que ya no estaba allí. Entró más al fondo a buscarla y la puerta se cerró. La mujer era Alejandra S.B., la exenamorada de Omar, que cerró con llave la habitación y se apoyó sobre la puerta para impedir que Gloria Bustamante saliera. “Le reclamé qué había hecho con mi hija y ella respondió: ‘Qué le he hecho!, estás loca, de qué me estás acusando?’”.

La madre se fijó entonces en que Alejandra tenía las manos cubiertas con guantes manchados de sangre y sus pies con zapatillas desechables para cirugía. “¿Y esto qué es?” le gritó mostrándole los guantes y zapatillas. La madre contó que intentó alcanzar la llave de la puerta para salir del cuarto. “Pero ella no me dejó indicándome que no iba a salir y me agarró de las manos. Yo también le agarré de sus manos, ella me agarró de los cabellos y yo también lo hice metiendo mis dedos en su moño y le supliqué: por favor déjame salir para ver a mi hija, tal vez está respirando! ¿Dónde está tu celular para llamar a mi hijo Omarito?”. Según la madre, Alejandra le respondió que no tenía su celular porque se lo robaron y pidió que más bien ella le prestara su teléfono.

“Le indiqué que no tenía crédito y ella me respondió que ella podía hacer tener crédito. Le di mi celular y empezó a manipularlo, creo que dijo que no funcionaba”. Fue Alejandra quien envió el salvavivas que recibió Omar del teléfono de su madre, pero que el joven no respondió.

El relato de la madre continúa. “Entonces empecé a gritar para que mi otra hija me escuche, Peggy llama a la Policía!” y Alejandra me jaló de los cabellos hacia el piso y me dijo que mi hija no me escucharía”. La madre gritó más: “qué le has hecho a mi hija!!! Seguramente también la has matado!”. Continuó llamando a Peggy, pero no obtuvo respuesta.

Gloria Bustamante se dio cuenta de que la llave en la cerradura del dormitorio de su hijo estaba doblada y empezando a temer que Alejandra pudiera matarla, asegura que se dio valor para atacarla tomándola del moño y jalándola hasta hacerla caer al piso. Se sentó encima de la joven que se defendió dando patadas. “Yo suplicaba Dios dame fuerzas, dame fuerzas”. Alejandra trató de meterle dos dedos a los ojos y Gloria Bustamante hizo lo mismo. “Creo que le rasqué la cara y le agarré de la garganta. Mientras forcejeaban, de los bolsillos del pantalón de Alejandra fueron saliendo billetes de 200 bolivianos que quedaron desparramados en el suelo y que, según Bustamante, fueron robados de su ropero. “Le dije has robado mi dinero! Y ella respondió no son míos deben ser de usted”.

Alejandra trató de darse la vuelta “y yo miraba si había algo con qué defenderme, pero no había y traté de golpear su cabeza contra el piso. Agarré un zapato y con eso le di en la espalda, ella empezó a gritar auxilio!. Le dije que gritara más fuerte para que vengan los vecinos y ella me respondía “¿así está bien?”. Gloria Bustamante le apretó el cuello, pero Alejandra se dio la vuelta y tenía un cordón de zapato envuelto en sus manos. “Yo estaba encima de ella y trató de alcanzarme, pero me hice hacia atrás y luego le golpeé de nuevo la cabeza en el piso hasta que logré quitarle el cordón”. Entonces Alejandra le dijo que se rendía y no tenía más fuerzas para pelear.

“Le pregunté, ¿qué te hizo mi hija para que le hagas eso? Y ella me respondió: Tu hijo no me quiere, está enamorado de la Ariana”. Gloria Bustamante le dijo que le amarraría las manos y la dejaría ir. Hubo un forcejeo más, y solo pudo atarle una mano. Para salir de la habitación, tuvo que romper la ventana de vidrio de la puerta y desdoblar la llave. Al salir, Gloria Bustamante se dio cuenta de que la puerta del garaje de la casa estaba abierta de par en par. Los perros, que son muy bravos, estaban encerrados en la sala y ladraban. La madre les abrió la puerta y entonces descubrió que su hija mayor, Peggy, también había sido asesinada.

“Empecé a gritar y llevé a Alejandra hacia la puerta, vi que mi auto blanco estaba abierto, no recuerdo si lo movieron o no. Pedí auxilio a los vecinos, até a Alejandra con un cable y la gente llamó a la Policía”.

Documentos.

Como mi hijo no llegaba tomé un taxi y me fui a casa a recoger los documentos de mi esposo y le pedí al taxista que me esperara”.

Gloria Bustamante

¿Y la puerta?.

Cuando la madre redujo a Alejandra vio que la puerta del garaje estaba abierta de par en par. No se sabe si la abrió el taxista que se cansó de esperarla u otra persona que huyó del lugar mientras las dos mujeres luchaban.
Historias entrecruzadas por el deporte, la desgracia y la tristeza

En un día, dos esposos perdieron a sus dos hijas y ahora lidian con la posibilidad de que el menor sea condenado. El mismo día, otra madre que pensaba que su hija estudiaba se enteró que fue detenida por el doble crimen.





En Villa Busch y desde hace varios años, los Adriázola Bustamante son considerados por sus vecinos como “una familia de respeto”. Nela, una de las habitantes del todavía conmocionado barrio, cuenta que “vieron” crecer a los hijos de Fernando Adriázola y Gloria Bustamante y que siempre admiraron los valores con los que los tres fueron criados.

“Muy educados, desde el papá hasta el menor de los hijos siempre solidarios, educados, si nos veían cargando un bolsa de mercado corrían a ayudarnos, chicos muy responsables. De verdad, para nosotros son una familia de respeto. No entendemos qué pasó y estamos desolados”, comentó el día de la inspección a la escena del crimen.

Fernando Adriázola, el padre, es un amante y un experto del taekwondo. Cinturón negro y profesor, siempre pensó que este deporte, al margen de ser método de defensa personal, ayudaría a sus hijos a desarrollar disciplina, responsabilidad, madurez. Maestro en el Club Panteras Kwan, Adriázola logró transmitirle a su familia la pasión por el taekwondo.

Gloria, de 23 años, y Omar, de 20, eran muy parecidos físicamente. Entrenaban con denuedo y fueron venciendo los exámenes y combates que les permitieron ascender desde el cinturón blanco, amarillo, verde, azul y rojo hasta llegar al negro que significa que los poseedores dominan un espejismo de habilidades con los pies y manos. Gloria y Omar eran kiosa, es decir, instructores de taekwondo con el grado de segundo dan. En vida, el logro mayor de un taekwondista es el noveno dan que solo es otorgado al Gran Maestro o Doctor en Artes Marciales. El décimo dan implica perfección en el arte y es un homenaje póstumo porque consideran que la perfección es inalcanzable en vida.

Gloria se destacó en el taekwondo por su gran elasticidad, el control de sus movimientos y una habilidad que la llevó a varios torneos internacionales. Recién había clasificado en Aguas Calientes, México, como la única deportista boliviana seleccionada para representar a Bolivia en los Juegos Panamericanos de Taekwondo, en Toronto Canadá, del 10 al 26 de julio de 2015. La campeona nacional contaba los días para este viaje y anhelaba traer una medalla de oro en la categoría “menos de 67 kilos”.

Pero Gloria no solo brillaba por sus habilidades de deportista, sino como ser humano. Sus compañeros y los estudiantes del club Panteras la amaban por su forma de ser. “Era alegre, siempre estaba contando chistes y a todo le hallaba un lado bueno y gracioso”. Los padres de los estudiantes la admiraban y confiaban en ella al cien por ciento. “Era instructora de mi hija, yo no podía recogerla de los entrenamientos, pero Gloria me la llevaba hasta mi casa con una responsabilidad digna”, cuenta un papá. Por ello, para costear los viajes de Gloria a los torneos internacionales, el club trabajaba vendiendo refrescos, organizando rifas, almuerzos o lo que fuere para ayudarla.

Gloria estudiaba Fisioterapia y Kinesiología en la Universidad Mayor de San Simón.

Si uno intenta buscarla en Facebook no la hallará con su nombre real, sino con el de Sayury Almendras Rojas. Sayury es un nombre japonés que significa “pequeña flor de lirio o azucena, pequeña líder, pequeña guerrera, persona fiel y amorosa”. Es el nombre de un personaje del anime y Manga Ranma.

La última vez que actualizó su cuenta fue el 8 de mayo, seis días antes de ser asesinada. Cambió su foto de perfil por una en la que saca la lengua de forma graciosa. La foto de su portada es la de sus padres y en sus álbumes de fotos existen varias junto a su hermano Omar, abrazados, en una premiación o en torneos a los que asistían con su club. En sus publicaciones, Gloria nunca hizo alarde de sus victorias.

En la página del grupo del Club Panteras Kwan, Windsor Lara escribió el 15 de mayo: “Se perdió a una magnifica persona, excelente deportista, gran amiga, pilar fundamental del taekwondo en Cochabamba y Bolivia, fue un ejemplo de esfuerzo, disciplina, técnica, y perseverancia. Orgullo de Bolivia. Nuestro Club Panteras Kwan Cochabamba sufrió una pérdida irremplazable y muy dolorosa. Gracias Glorily por permitirnos formar parte de tus sueños, tus victorias, es un orgullo para nosotros haber formado parte de tus enseñanzas de vida, Que Dios esté contigo hoy y siempre. Te adelantaste para preparar el nuevo tatami, hasta la próxima práctica Kiosa Glorily”.

Las autoridades nacionales en taekwondo anunciaron que no enviarían a nadie en reemplazo de Gloria a los Juegos Panamericanos, como un homenaje póstumo. El Ministerio de Deportes expresó su consternación por la irreparable pérdida.

Su hermana Peggy era la mayor de los hijos. Tenía 32 años y era farmacéutica. Había sufrido una parálisis cerebral parcial que le impedía mover el lado izquierdo del cuerpo, pero su mente era ágil y su carácter generoso. Los vecinos contaron que la veían caminar con dificultad por el barrio, pero después ya no salía mucho de la casa. Omar sostuvo en entrevistas que Peggy era como una segunda mamá para él, por el cariño que siempre le prodigaba. De Gloria dijo que la quería mucho, que eran muy unidos, que compartían entrenamientos, combates y risas.

En su ropero hallaron una película japonesa llamada Death Note que supuso toda una revolución en el mundo del cómic manga porque el protagonista, un estudiante de secundaria llamado Light, halla un cuaderno sobrenatural que es capaz de matar personas si se escriben sus nombres en él. Light trata de matar a todos los criminales para lograr un mundo sin maldad, pero un detective frustra sus planes. Algunos medios de comunicación dijeron que la historia tenía similitud con el doble crimen, pero no es así.

Gloria Bustamante, la madre de los tres, es una mujer menuda, pero fuerte física y emocionalmente. Ella fue costurera y ahora se dedica al cultivo de flores en un terreno de su propiedad.

Sus familiares contaron que ella padece diabetes y que a pesar de su fortaleza, la horrorosa muerte de sus hijas y la aprehensión de su hijo la han devastado. Su esposo, Fernando Adriázola, tiene una cuenta en Facebook y en su foto de portada se destaca un lema del taekwondo, el deporte que siempre amó. “Caerse es permitido, pero levantarse es obligatorio”. Quienes lo conocen afirman que levantarse de semejantes pérdidas en su hogar se ha convertido en la batalla más dura de su existencia.

“Han quedado solitos de nuevo, como cuando se casaron. Pero no porque los hijos hayan formado sus hogares y sean felices en otro lado sino porque fueron arrancados de su hogar de la manera más dolorosa para cualquier padre o madre”, comentó un pariente que pidió la reserva de su identidad.

Los esposos no han vuelto a su casa que continúa precintada por razones de la investigación policial, pero no saben si serán capaces de hacerlo después. Los muros de la vivienda están cargados de dolor y horror.

En el hogar de Alejandra S.B. las cosas no son distintas. La estudiante de Bioquímica vivía solo con su madre y su hermano, quienes no han dejado de llorar por la detención de Alejandra. Sus abogados relataron que Alejandra “parece una niña a la que todo le llama la atención” y que sus primos y amigos están muy tristes, pero la apoyan porque están convencidos de que ella no es capaz de hacerle daño a nadie. “Ama los animales, siempre está recogiendo perros y gatos abandonados, los lleva a la veterinaria”. Los abogados dicen que Alejandra ocupaba sus fines de semana dando clases de Matemáticas al hijo de unos extranjeros y que quienes la conocen de cerca la aprecian muchísimo.

En su cuenta de Facebook, a la que no ingresa con frecuencia, aparece suscrita a varias páginas de ayuda a los animales. Sin embargo, y pese a que ya se supo que ella y Omar mantienen una relación, ellos no son amigos ni tienen contacto en la red social. Ella no guarda fotos de él. Pero Omar tiene como portada una imagen de varios miembros del club alrededor de una copa de taekwondo, en la que están juntos.

2 vidas segadas

La tragedia ocurrida el 14 de mayo en una casa de Villa Busch segó las vidas de una campeona nacional y una indefensa farmacéutica. Una espada de Damocles, la pena de cárcel, se cierne sobre las vidas de Omar y Alejandra.
Alejandra dice que Omar tenía celos de Gloria y “lo quería todo”

La joven que fue sorprendida en la escena del crimen con guantes ensangrentados y zapatones asegura que Omar le comentó de sus planes de matar a sus hermanas, pero no avisó a nadie porque creía que eran desahogos





En cuanto los abogados Javier Mena y Marcelo Arraya llegaron a la carceleta y contemplaron a su nueva cliente, Alejandra S.B, pensaron que era “imposible” que ella hubiera podido matar a una campeona nacional de taekwondo. “Alejandra mide 1.55 metros y pesa 37 kilos. ¿Cómo podría atacar a una campeona de artes marciales que, según todos dicen, le ganaba a su propio hermano en las prácticas?”, cuestionan los defensores contratados por la madre de la joven.

Ciertamente, Alejandra es menuda y muy delgada. Nació un 28 de octubre, hace 20 años, en la ciudad de La Paz, pero vive en Cochabamba con su madre y su hermano. Es estudiante de Bioquímica en la Universidad Mayor de San Simón y trabaja, eventualmente, como mesera en un hotel y cuidadora de niños.

Conoció a Omar F.A.B. hace dos años y medio al inscribirse al taekwondo, donde él era instructor y se enamoró perdidamente de él. Comenzaron una relación y, según sus abogados, Omar era posesivo y comenzó a controlarla aprovechándose de que ella es tímida, sumisa. “Revisaba su celular siempre para saber con quién hablaba y en alguna ocasión, cuando ella recibió un mensaje de un muchacho del grupo de scouts al que Alejandra asistía, Omar se enojó y fue a buscarlo y casi lo golpea”. Los defensores aseguran que Omar manipulaba a su cliente con mentiras. “Muchos de sus amigos le decían que no era un buen chico para ella y trató de terminar la relación, pero él le decía que tenía cáncer y la convencía. Luego cambiaba y era agresivo, torpe, la atosigaba con escenas de celos, la denigraba y atacaba su autoestima”.

Este trato afectó a Alejandra que comenzó a bajar de peso, a estar decaída y deprimida. Su madre se preocupó y “para prevenir” quiso someterla a un tratamiento contra la depresión en el Viedma, pero ante la falta de espacio acudió al hospital psiquiátrico, donde fue internada unos días de forma voluntaria. “Para aliviar el estrés y superar la depresión, no porque esté loca”, aclaran los abogados. Omar habría ido a buscar a Alejandra al psiquiátrico y reaccionó con ira cuando le dijeron que la madre había prohibido sus visitas. Según los defensores, Omar, enojado, fue al trabajo de la madre de su novia y le reclamó la prohibición. Discutieron por el daño que le causaba a la joven con su maltrato y en un arranque “para molestarla”- dicen los abogados- Omar habría intentado besar a la madre de Alejandra. Los defensores aseguran que Alejandra jamás intentó quitarse la vida y que no tiene problemas mentales.

Al salir la joven del psiquiátrico, la pareja volvió a encontrarse y Omar la habría golpeado en el rostro por haber permitido la separación. “Ella está muy enamorada de Omar y aceptó la relación de él con una menor de edad porque, según Omar, los padres de la adolescente le habían puesto como condición para levantar una denuncia en su contra por estupro que siguiera con su hija”.

Alejandra no quería que Omar entre a la cárcel y por ello, dicen sus abogados, calló lo que sabía sobre el doble crimen. Sin embargo, los afanes de él de culparla la obligaron a contar su verdad.

La universitaria les contó a sus defensores que Omar tenía celos de su hermana Gloria. Ambos eran taekwondistas, los dos hermanos eran cinturón negro, entrenaban en el Club Panteras Kwan y eran kiosa, que significa maestros o instructores. Sin embargo, era Gloria la que se llevaba los premios y lauros en las competencias. Su último logro fue la gota que colmó el vaso. Gloria clasificó en Aguas Calientes, México, y se convirtió en la única representante de Bolivia para ir a un torneo internacional en Toronto Canadá, el próximo mes de julio. También se quejaba porque percibía que sus padres preferían a Gloria por sus éxitos. Le compraban ropa deportiva, mientras que él recibía solo la del Sedede.

Omar sentía rabia porque consideraba que él se esforzaba mucho más que Gloria en los entrenamientos. “Él decía que a Gloria le beneficiaba su biotipo, pues para su categoría ella tenía piernas largas y otras características físicas que le ayudaban”, comenta uno de los abogados. Empero, en las fotografías de entrenamientos Gloria se ve más bajita que su hermano y sus piernas no eran lo largas que dicen los abogados.

Otro aspecto que tenía preocupado a Omar, según Alejandra, era una supuesta repartición de herencia. La familia tendría terrenos en el campo y la madre les había anticipado que las tierras iban a ser divididas en cuatro partes iguales, entre los padres, Gloria, Peggy y Omar. Pero si los progenitores morían, el hijo que se comprometiera a cuidar de Peggy el resto de su vida se quedaría con tres partes: la de Peggy, la de los padres y la suya. Omar no estaba de acuerdo con esta repartición porque estaba “cansado” de cuidar a Peggy y la consideraba “un estorbo”. El quería quedarse con todas las tierras y lo más pronto posible, para ejecutar varios proyectos como una planta de leche, una tienda de ropa deportiva de taekwondo, un negocio de repostería, etc.

Omar, según Alejandra, es un hombre muy inteligente que lo planifica todo y estudia todas las probabilidades de cualquier decisión. Se cree superior a su familia y muy capaz de convertirse en un millonario haciendo las inversiones adecuadas. Omar le habría contado a Alejandra que estaba buscando vía internet cómo deshacerse de los “estorbos” de su familia durmiéndolas o matándolas y que iba a usar a su enamorada adolescente como coartada.

“Pretendía simular un robo a su casa y lo único que le preocupaba y le daba miedo era que cuando le dijeran que sus hermanas estaban muertas, él no pudiera llorar frente a otras personas”.

Según los abogados, Alejandra escuchaba los planes de su enamorado, pero nunca alertó a la familia Adriázola de ellos porque pensaba que solo los hacía para desahogarse y no los veía como una posibilidad real. El 13 de mayo la pareja se encontró y él le habría comentado a Alejandra que quería viajar con sus perros y necesitaba dormirlos o sedarlos. Buscaron un medicamento en varias farmacias, pero solo lo tenían en gotas y Omar lo quería en pastillas. Fueron a una veterinaria que Alejandra frecuentaba en la zona norte. Allí le recomendaron tres pastillas para sedar a dos perros grandes, pero Omar compró cinco. La joven pareja se despidió quedando en verse en la noche en la facultad para estudiar y luego pasar la noche juntos. Alejandra dice que Omar la plantó y ella lo llamó para averiguar por qué. Él le contestó “de mala manera” que estaba yendo a la clínica con su padre y le colgó. Alejandra compró guantes de látex en una farmacia para pasar una clase práctica de Química Orgánica al día siguiente y luego de estudiar se preocupó por la salud del padre de Omar y en un trufi 207 se fue a la casa de la familia a la una menos cuarto de la madrugada. Asegura que vio la puerta de ingreso semiabierta y al asomarse observó un cuerpo tendido en el piso. Pensó que era Omar que alguna vez sufrió desvanecimientos, pero verificó que se trataba de Gloria que estaba bañada en sangre y que intentaba respirar. Alejandra miró el auto viejo de la familia y, según los abogados, pensó en auxiliar a la herida en el mismo, pero entonces vio a Omar mientras metía su ropa y unos tenis rojos de sangre en la lavadora.

Alejandra le preguntó qué pasó y él le habría respondido: “Tú no me has visto acá, si dices algo, lo mismo le pasará a tu madre y a tu hermano. Voy a ir a pedir ayuda”. Luego salió de la vivienda. Alejandra no lo siguió ni pidió auxilio a los vecinos. Sostuvo que encendió el auto para tratar de socorrer a Gloria y que cuando fue a ver si seguía viva, llegó la madre de Omar, la golpeó y la arrastró a un cuarto donde continuó las agresion˚es hasta que en algún momento perdió el conocimiento y cuando despertó tenía puestos los guantes de látex con sangre y zapatones de cirugía para su práctica. Alejandra sostiene que le “plantaron” en su mochila los cuchillos y otros objetos robados.

15 De mayo de 2015

Es la fecha en la que la juez Sandra Parra envió a la cárcel de Sacaba a Alejandra S.B. Según sus abogados, la joven es cuidada por varias internas en ese recinto porque los golpes recibidos de la madre de Omar le causan dolores.
Omar afirma que es víctima de una sórdida confabulación

Su defensor asegura que “destrozará” la imputación contra el taekwondista cuando demuestre que la cadena de custodia de la escena de los crímenes fue rota y que pudo “armarse” indicios contra su cliente





La primera imagen que a una le viene a la cabeza, al hablar de Omar A.B. es la de su rostro moreno, anguloso y su porte de deportista mientras lloraba sentado en una banqueta de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen, consolado por una de sus primas, horas después de que la tragedia se ensañara con su familia. Después, una imagen opuesta consternó a la población, la del mismo joven siendo aprehendido por la Policía como sospechoso de haber planificado y ejecutado, junto con Alejandra, el asesinato de sus hermanas.

Omar es el hijo menor de la familia. Tiene 20 años y hasta el 13 de mayo estudiaba Medicina en la Universidad Mayor de San Simón. Paralelamente, era instructor de taekwondo en el Club Panteras Kwan del Polifuncional de Sarco y en un gimnasio que ofrecía la rama de artes marciales. No estaba feliz con sus 1.69 metros de estatura, pero era cinturón negro y según sus alumnos un excelente maestro, exigente, perfeccionista en su entrenamiento y en el de los demás. Tiene una cuenta en el Facebook con 409 amigos, aunque no es un fanático de la red social. El último día que ingresó a la misma fue el 16 de marzo para cambiar su foto de perfil. En su cuenta, tiene varias fotografías y videos de sus entrenamientos en taekwondo, dos fotos de su hermana Gloria, varias instantáneas en las que ambos aparecen junto a otros miembros del club y ni una sola imagen del resto de su familia, aunque uno de sus contactos en la red es su papá.

En un grupo del club de taekwondo al que pertenecía, Omar solía alentar a los estudiantes con frases como “hoy nos vemos en el polifuncional, como siempre, ir con todo, hasta la última gota de sudor y la lágrima más profunda de nuestro esfuerzo, dedicarnos a lo que vinimos a hacer a esta vida. Ganar”.

“Hoy es un gran día, recuerden que nacimos para esto, para ser grandes, ser los mejores y para ganar, porque solo nuestro éxito puede satisfacer nuestras ambiciones, somos los mejores y hoy eso no cambiará”, escribió el 15 de febrero.

En su primera declaración ante la Policía, Omar dijo que la noche del 13 de mayo había concertado una cita con su enamorada Ariana vía WhatsApp. A las 11 de la noche, “mientras me comunicaba con ella para decirle que iría a su casa a ver películas, mi hermana Peggy me gritó que mi padre estaba mal, fui a verlo, lo llevamos a su cama y mi mamá pidió que lo llevemos al hospital. El no quería, pero insistimos y fuimos al hospital obrero de la CNS mi papá, mi mamá, Gloria y yo en mi auto”.

En Emergencias, la interna les entregó las pertenencias de su padre mientras le practicaban varios exámenes. “Mi madre nos dijo que Gloria estaba muy desabrigada y como estaba mal de los riñones, que volvamos a la casa. Cuando ya estábamos llegando a la casa, llama mi mamá a mi celular, pero se cortó porque se quedó sin crédito. Volvió a llamar de otro teléfono y me pidió que lleve el carnet de mi papá y una frazada”.

Omar asegura que estacionó el carro en la calle porque debía salir de nuevo hacia el hospital y solo había que buscar el documento y la frazada. “Mi hermana entró a buscarlos y se demoró unos seis minutos, pero solo volvió con la frazada diciéndome que no hallaba el carnet. Le dije que busque una vez más y después me fijé en la cigarrera del auto y ahí estaban el carnet y licencia de mi papá. Le dije a mi hermana que lo había encontrado. Le pedí que asegure la puerta y me fui al hospital”. Omar describió la ruta que tomó. Dice que se desvió hacia la avenida D’Orbigny, llegó hasta el kilómetro 6, a la altura de Coña Coña, para recién volver hacia la avenida Blanco Galindo. Relató que en el hospital no encontró a su madre y le preguntó al encargado de Vigencia de Derechos. Este le dijo que ella había salido a llamarlo, que debía dejar el carnet de su padre y llenar una hoja que debía entregarle al interno.

“Recibí una salvaviva del teléfono de mi madre, salí a la avenida a buscarla, pero no había y retorné al hospital y la enfermera me hizo subir a la cama 13 del primer piso. Ayudé a mi papá a ir al baño, le saqué los zapatos, calcetines y con otra frazada que me dio la enfermera me acosté en el piso, al pie de la cama de mi papá hasta que a las 4, más o menos, una vecina me llamó diciéndome que mis hermanas estaban muertas y mi mamá lloraba. Salí de inmediato a mi casa”.

Omar halló a muchos vecinos frente a la vivienda, el garaje abierto y al lado a Alejandra amarrada de manos. “Mi mamá me dijo que entre a ver a la casa y vi a mi hermana Gloria llena de sangre y grité. Mi mamá me pidió que la revise para ver si estaba con vida, me agaché, tomé su pulso y me apoyé en su pecho para oír y entonces empezó a salir sangre de sus heridas. Me desesperé y agarré un vidrio en mis manos y lo apreté gritando. Pasé por la cocina y llegué a la sala donde vi a mi hermana Peggy con el cuello cortado. Estaba tan enojado que empecé a insultar a Alejandra”, declaró.

En varias entrevistas dijo que era muy unido a su hermana Gloria y que Peggy era como una segunda madre para él. Explicó que una herida en su mano fue causada por uno de sus perros, que lo mordió, cuando intentaba controlarlo delante de los policías.

Ocho días después de los asesinatos, el 22 de mayo, Omar fue aprehendido por la Fiscalía tras convocarlo a ampliar sus declaraciones. Fue imputado como autor intelectual y material del doble crimen y enviado a la cárcel de El Abra por varios indicios que, supuestamente, lo incriminan.

Uno de esos indicios tiene que ver con la ropa y los tenis que Omar se cambió después de dejar a sus padres en el hospital y que habrían sido hallados en la lavadora. Omar admitió después que se cambió de ropa en el auto porque pretendía ir a ver a su enamorada Ariana y que le dio sus prendas a Gloria, cuando ella salió con la frazada que debía llevar de nuevo al hospital.

Su nuevo abogado, Jorge Calvo, reveló que aceptó el reto de defenderlo porque halló “elementos que destrozarán la imputación de la Policía y la Fiscalía, pues la misma no se basa en pruebas científicas sino en especulaciones subjetivas” que habrían sido “armadas” de acuerdo con las declaraciones de Alejandra.

El abogado Calvo visitó al joven en el penal e informó que Omar está “compungido y seguro de que es víctima de una confabulación de Alejandra, la madre de ella y algunos policías”. El insistió en que la madre de Alejandra lo acosaba, le enviaba mensajes de texto pidiéndole tener una relación y contó que ella lo llevó a un pub, donde lo besó y que su rechazo motivó el odio de la mujer hacia él.

En cuanto a Alejandra, Omar cree que ella intenta implicarlo en el doble crimen porque está despechada. Ella sabía que Omar tuvo dos enamoradas después de ella y que con la última tenía una buena relación. “Alejandra lo buscaba para estar con él, sí tenían sexo, pero no una relación estable y eso le dolía a ella, por eso hace una declaratoria ampliatoria donde lo involucra en esta tramoya de terror, como una venganza, y gracias a esa declaratoria que los policías creen, al pie de la letra, Omar está donde está”, sostiene el abogado Jorge Calvo.˚
Las mentiras de la pareja y los indicios que aún no son pruebas

Existen varias hipótesis sobre lo que sucedió la madrugada del 14 de mayo, pero hasta que cada versión no sea confrontada con las pruebas científicas, radiobases y horarios de cámaras, no pasan de ser simples teorías



Tanto Omar A.B. como Alejandra S.B. mintieron en sus primeras declaraciones ante la Policía y la Fiscalía. Ambos dijeron que se conocieron hace dos años y medio, que enamoraron siete meses y que terminaron su relación. Sin embargo, después tuvieron que admitir que seguían juntos pues la Policía halló videos recientes de ellos.

Alejandra S.B. declaró que el 13 de mayo debía estudiar con su amiga toda la noche, pero ella la dejó plantada en la facultad y por eso llamó a Omar, quien le dijo que su padre estaba mal y que ella pasaba de casualidad por la casa y vio a Gloria muerta. Posteriormente, a través de sus abogados, Alejandra cambió de versión y dijo que debía pasar la noche con Omar y que fue a la vivienda familiar, casi a la una de la madrugada, por “preocupación”.

Alejandra y Omar dijeron en principio que no se veían, pero un video de una veterinaria los muestra juntos la mañana del 13 de mayo, horas antes del doble crimen, comprando sedantes.

Uno culpa al otro del doble crimen, pero la Policía mantiene su hipótesis de que ambos planificaron y ejecutaron el plan.

En esa tesis, la pareja planeó desde hace un tiempo los asesinatos. En la computadora de Alejandra habrían hallado búsquedas de químicos para sedar o dormir a personas.

Existe la sospecha de que decidieron sedar a Fernando Adriázola y a Gloria, porque padre e hija eran taekwondistas, cinturones negros, y podrían vencerles en cualquier ataque. Una sobredosis del sedante pudo causar la somnolencia y la arritmia cardíaca en Adriázola. Gloria, según testimonio de la madre, tenía sueño en el hospital que podría ser una señal de que ingirió el fármaco. Sin embargo, estos son simples indicios que deben ser corroborados con los resultados de Laboratorio de la CNS y del IDIF.

Omar se habría cambiado de ropa y zapatos después de dejar a su padre en el hospital. Existen imágenes de cámaras que lo prueban. La ropa y los tenis con los que fue al hospital a dejar a su padre fueron hallados en la lavadora. Omar explicó que se cambió en el auto mientras Gloria buscaba la frazada, para ir a visitar a su novia. La Policía sospecha que lavó la ropa para borrar la sangre de sus hermanas.

Empero, solamente las pruebas de luminol y quimioluminiscencia podrán develar si realmente existe sangre en estas prendas.

También es importante esperar por las pruebas de las heridas de las víctimas. Los tipos de cortes no solo “hablan” científicamente de la estatura de el, la o los asesinos, sino también de la fuerza aplicada, de los cuchillos utilizados, si las puñaladas fueron infligidas con la mano izquierda o la derecha, en qué posición, etc. Para ello serán solicitados los peritos necesarios.

El ladrillo roto encontrado en el patio también será sometido a pruebas porque existe la sospecha de que Gloria fue golpeada con él por una persona y luego apuñalada por otra, al entrar en su casa después de volver del hospital.

La Policía no está capacitada para declarar psicópata a nadie. Los sospechosos deberán someterse a tests y estudios especializados para establecer si sufren, o no, de algún desorden. Otro indicio que debe ser analizado es la huella plantar de un tenis que fue hallada en la escena del crimen. El zapato estaba en la lavadora y podría desbaratar las declaraciones de Omar, quien aseguró que no entró en la casa hasta las 4 de la madrugada, cuando ya estaba con otra ropa.

Para los abogados de ambas partes, todo estos elementos son solamente indicios. Las verdaderas pruebas saldrán a luz al cruzar información sobre los horarios en las cámaras de vigilancia, en las llamadas, los mensajes de texto y las radiobases que mostrarán la ubicación geográfica de los teléfonos celulares de todos los sospechosos.˚

29 Puñaladas

Serán analizadas por peritos para detectar la estatura de los atacantes, desde qué posición actuaron, la fuerza aplicada, qué cuchillos usaron. Los horarios de llamadas, SMS, radiobases y de cámaras identificarán a los autores.

Radiobases.

Las empresas telefónicas deberán certificar dónde estaban los sospechosos a la hora del crimen por las ondas de sus teléfonos.
¿Puede una familia criar a un o una psicópata sin darse cuenta? Existen señales de alerta



La posibilidad de que las pruebas científicas confirmen la teoría de la Policía en relación a que Omar y Alejandra sean los autores del asesinato de las hermanas Adriázola, motivó una interrogante en decenas de personas.

¿Puede una familia criar a un psicópata sin darse cuenta? Sí es posible, según la psicóloga clínica, máster en Psicología Forense, Medicina Legal y Ciencias Policiales, Lorena Cox.

“Es posible criar a un hijo de cualquier tipo de personalidad sin saber, realmente, a la persona que se está formando, pero también es cierto que como familia tenemos cierto conocimiento sobre el comportamiento de nuestros hijos, hermanos o padres en casos extremos”. Y muchas veces, asegura Cox, la familia solapa y consiente conductas inadecuadas, en nombre de un amor ciego.

CARACTERÍSTICAS

La principal característica de un o una psicópata es que tiene una afectividad plana, es decir, que no siente emociones y, por tanto, le cuesta expresarlas aunque tratará de fingirlas porque es muy inteligente. Esa ausencia de emociones le permite pasar el polígrafo aunque esté mintiendo.

La psicopatía no es genética, según la perito del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) de Cochabamba Lorena Cox, sino que deviene de un sistema educativo solapado y muy permisivo.

Cuando son niños o niñas suelen cometer actos crueles que los parientes pasan por alto. Por ejemplo, pueden hacerle daño a insectos y animales domésticos sin sentir un mínimo de pena. Más bien disfrutan de esos actos, desarrollan orgullo y satisfacción al cometerlos. A una edad temprana, este tipo de comportamiento se llama trastorno disocial de la personalidad y la intensidad de sus síntomas puede ser reducida con un sistema educativo correcto, no permisivo, inculcándole valores, reforzando comportamientos positivos, etc.

Pero si los padres más bien premian sus transgresiones, solo estimularán su conducta y al crecer el hijo o hija, este trastorno disocial puede convertirse en una psicopatía o trastorno antisocial de la personalidad que en la edad adulta “tiene un pronóstico reservado porque implica una eminente peligrosidad criminal”.

Los psicópatas, en la edad adulta, no mejoran con tratamientos terapéuticos medicados y más bien los fármacos les dan más recursos para cometer transgresiones.

La Policía no puede declarar psicópata a nadie. Solamente peritos o especialistas pueden hacerlo después de someter a estas personas a una evaluación de los rasgos y características de la personalidad con metodología científica y técnica.

Lo ideal es no hacer diferencias entre los hijos, corregir sus errores y reconocer sus logros (premios y sanciones), estar alertas a los cambios de emociones en ellos y revisar con cierta frecuencia qué información buscan en internet y en sus celulares.

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