Zapatos colgados en los cables: código para venta de drogas en Cochabamba

Fuente: Opinión
 LOS DIRECTORES DE UNIDADES EDUCATIVAS PUEDEN SOLICITAR REQUISAS SORPRESA PARA DESCARTAR EL USO DE DROGAS ENTRE SUS ESTUDIANTES. DEBEN LLAMAR AL 800-10-11-14 O ENVIAR UNA CARTA A LA FELCN

Adolescentes cuentan cómo se vende la droga en la Llajta


DARYNKA SÁNCHEZ A. | 28/10/2013 | ED. IMP.

Los tenis o zapatos deportivos colgados de los cables de energía eléctrica, en una avenida céntrica de la ciudad. archivo

















¿En qué piensa cuando ve unos tenis o zapatos deportivos colgados de los cables de energía eléctrica en las calles de Cochabamba? En un sondeo realizado al azar, una decena de adultos respondió que asocia la imagen con la cercanía de una cancha deportiva o con alguna broma entre jugadores de fútbol. 

Nada más lejos de la realidad que hoy viven los adolescentes y jóvenes de esta ciudad. Este diario conversó con 10 estudiantes de entre 13 y 16 años, de cuatro colegios fiscales y tres particulares en entrevistas distintas. Ellos coincidieron en que los tenis colgados de cables forman parte del código urbano del microtráfico de droga. Igual que la banderita blanca anuncia la venta de chicha, los tenis en los cables son un símbolo de que en el sector se puede comprar droga. 

LOS NOMBRES  Los adolescentes que consumen marihuana o cocaína tienen un argot o coba. Para ellos, las personas que no la consumen son cuadradas y así se refieren a ellas. 

Jamás mencionan las palabras droga, cocaína o marihuana. Les han puesto  nombres especiales para que los cuadrados que les escuchen no se den cuenta de qué hablan. 

A la marihuana la llaman grass, mota, mariajuana, maria, vuelo. A la cocaína la llaman la papa, la satuca.

Los sobres artesanales de papel con droga son conocidos como sobrinos, Cada uno cuesta entre 5 y 30 bolivianos.  

“Yo estoy en un colegio conocido y súper estricto, pero nadie revisa las mochilas, hay chicos que llevan navajas y grass y la venden en los baños. Ya volados, ven videos de gays y lesbianas ahí mismo, en sus celus (teléfonos)”, cuenta un adolescente de 13 años, de un colegio privado.

 Nineth, de 16 años, estudia en un colegio fiscal de la zona sur. Ella  dice que hasta hace poco, los colegiales acudían a una tienda de barrio de Jaihuayco, donde compraban la mota  en sobres y el código para no despertar sospechas, era preguntar por medias nylon. “Era chistoso escuchar a los hombres preguntando por medias nylon y la vendedora les daba un sobre en bolsita negra como si fueran medias, pero no era”. Cuando los policías del GACIP se trasladaron a esa zona, la venta se suspendió “porque ellos vigilaban todo el tiempo por ahí, ahora no sé cómo estarán consiguiendo”, dice restándole importancia. 

Rodrigo, de 15 años, está en un colegio particular y dice que el consumo de droga ha hecho que muchos estudiantes cambien de carácter y sean “atrevidos” con los profesores. “Los profes se dan la vuelta para escribir en la pizarra y les tiran con comida en sus cabezas. Los profes se aguantan, tienen miedo porque esos changos son hijitos de papá y les amenazan con denunciarles por acoso o maltrato”, relata.

“A los que consumen es fácil reconocerlos, caminan con ritmo, como resorteando”,  describe Nineth.

Los estudiantes señalan que los proveedores de la droga están por todas partes. Llegan a llamado por celular o hablan por whatsapp (aplicación en los celulares smartphones para comunicarse gratuitamente) mediante códigos. Sin embargo, hay lugares de venta “permanentes”, donde las transacciones duran segundos. Entre estos lugares, los menores nombran el Correo,  la plaza Corazonistas, inmediaciones del Cine Center, puentes Antezana y Cala Cala, todas las plazas, una discoteca de la avenida América, en la calle España y algunos colegios. 

En el pasaje del Correo venden las pipas para fumar marihuana y los menores las compran a bajos precios. Otros improvisan y fabrican sus pipas con lapiceros, papel estañado. Otro elemento importante es que los menores consumidores de drogas están relacionados, en su mayoría, con pandillas y con delitos menores, como el robo de celulares dentro de los colegios. 

Hallan estupefacientes en 14 colegios y caen 7 traficantes

En tres meses, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN)  halló droga dentro de 14 colegios fiscales y particulares, en manos de algunos estudiantes. Las pesquisas para identificar a quienes les vendieron la droga llevaron a la captura de 7 traficantes que ya están en la cárcel. El director de la FELCN, Alexander Rojas, acotó que con la aprehensión de uno de los proveedores se logró impedir que 56 mil dosis sean puestas a la venta entre los jóvenes de Cochabamba.

Pero, ¿cómo se halló la droga en estas unidades educativas? Por denuncia de directores, maestros o padres de familia, en todos los casos. La autoridad destacó esta actitud y anunció que la FELCN está dispuesta a efectuar requisas “sorpresa” en los diferentes colegios y lo único que se necesita, es que el director o los maestros las soliciten.

Rojas explicó que el microtráfico es uno de los tentáculos del narcotráfico que merecen mayor atención porque tiene como objetivo captar a estudiantes de colegios y  de universidades con el fin lucrar a costa de llevarlos a la adicción, la destrucción de su salud y de sus familias. 

Explicó que el microtráfico tiene una estructura para evitar que las jóvenes víctimas puedan identificarles directamente. Están los proveedores que cultivan la marihuana o fabrican la droga en provincias o zonas periurbanas y la venden a los distribuidores medianos en la ciudad. Cada distribuidor mediano compra un promedio de 10 kilos de las sustancias ilícitas. Ellos la revenden a los distribuidores pequeños que adquieren un kilo de la droga y la preparan en sobres de 1, 5 y 10 gramos.

Estos distribuidores pequeños son quienes se especializan en buscar clientes entre los estudiantes. Para ello, utilizan diversas técnicas. Invitan la droga a un menor, a veces mimetizada en medio de caramelos. Los colegiales acceden por curiosidad o por evadirse de sus problemas de la casa o  la escuela.  

Creen que podrán dejar el consumo en cualquier momento, pero se vuelven adictos y entonces el distribuidor pequeño se aprovecha de esa condición para proponerle que venda otros sobres en su colegio, a sus amigos, para solventar su vicio y garantizar las próximas entregas. 

Aprenda a detectar si sus hijos tienen nexos con drogas

La psicóloga clínica forense, Lorena Cox, explicó que los adolescentes más propensos a caer en el consumo y la distribución de drogas “son aquellos que se encuentran más vulnerables emocionalmente”, es decir, los que no tienen el sustento emocional familiar o carecen de estabilidad en  sus interacciones familiares. Estas experiencias les  generan sentimientos de inferioridad y baja autoestima en el contexto social que afectan su rendimiento escolar. Se convierten en seres vulnerables ante las drogas.

Cox recomendó a los padres que se enteren que un hijo suyo está implicado en drogas, que no reaccionen con violencia ni con indiferencia. “Eso no ayuda a cambiar conductas, se debe adoptar una postura firme pero con cariño y alguien debe asumir responsabilidad por ese hijo”, dijo. 

 Un policía que trabajó en la lucha contra las drogas brindó varios consejos a los padres, para detectar si sus hijos tienen algún nexo con este mundo.

* La existencia de pipas metálicas o de papel estañado entre las pertenencias de sus hijos. A veces improvisan pipas quitándole la mina a los lapiceros.

* El dedo pulgar derecho, o izquierdo quemado, porque con este dedo se tapa la pipa con la que fuman la droga.

* Olor a tabaco o a marihuana debajo de las uñas o en los dedos. 

* Los adolescentes consumidores comienzan bebiendo alcohol y luego se animan por la marihuana. Es importante que los padres supervisen sus reuniones o fiestas.

* Los adolescentes que empiezan a consumir droga se vuelven retraídos, descuidan su aspecto físico, su cabello y cambian de amigos. 

* Muchos padres asocian estos cambios con su crecimiento y las crisis de adolescencia, pero deben estar atentos a los otros síntomas para relacionarlos.

* No dejan que sus padres revisen su dormitorio o que acomoden sus cosas. 

* Tratan de camuflar el olor de la marihuana con perfumes fuertes. 

* Usan colirios para disimular los ojos rojos.

* Se vuelven adictos a los chicles y golosinas cuando consumen marihuana porque generalmente tienen la boca seca.

* Se meten al baño o a su cuarto para fumar y pierden  el sentido de la hora o el tiempo. 

* Comienzan a “perder” sus objetos de valor. Dicen que les robaron sus celulares, tablets, billeteras y esperan que les compren otras. En muchos casos, es porque venden esos objetos para costear el vicio adquirido.

*Cuando el consumo ya es crónico, sufren arranques de violencia y pueden llegar a robar cosas de su propia casa. 

*Sin embargo, antes de llegar a este punto, intentarán solventar su adicción consiguiendo más clientes entre sus amigos. 

*  La decisión de consumir drogas no tiene relación con el tipo de colegio. Es personal y tiene que ver con la autoestima, con la calidad de las relaciones familiares. 

OPINIONES

Diana N. | 16 años

Yo no he probado droga porque me da miedo. Un amigo de mi barrio se “pasó” en dosis y murió hace 2 años. En mi colegio hay tres chicas que fuman  grass (marihuana) y me ofrecieron gratis en el baño. Les dije que no y ahora se ríen de mí.

Juan Carlos N. | 15 años

El director de mi colegio les pescó a 5 changos fumando en el baño y llamó a la Policía. Se los han llevado y no han vuelto al colegio. Me parece bien porque eran como manzanas podridas que contagian a otros.

Adrián N. | 14 años

Mi colegio es tranquilo, no hay drogas adentro, pero hay changos que consumen fuera. Dicen que venden donde hay tenis colgados de cables. Esa es la señal de que por ahí se vende. 

A veces en kioskos, a veces los polillas son los que venden.  

Rodrigo N.  | 15 años

Hay drogas hasta en el colegio que menos piensas, pero uno es el que decide si le entra al vicio o no. Conozco changos que piden por celular y les entregan los sobres en las plazas, en las esquinas, en todo lado.


Nineth N. | 16 años

Sí me ofrecieron droga en el colegio, pero no probé. Te insultan, te dicen looser (perdedora) si no consumes. En una tienda de Jaihuayco vendían y el código era “me da medias  nylon”. Era chistoso oir a chicos preguntando por medias. 

Instagram